Hablando de letras

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Ser freelance

Llevo viviendo de ser una freelance del lenguaje desde hace cerca de 2 años, pero, ha sido todo un viaje... En este artículo te cuento lo que pienso acerca de esta fiebre actual sobre ser "autónomo".

Todos sabemos que ser freelance y tener tu propio negocio es lo de hoy. Pareciera que esta generación (mi generación y la anterior, desde la generación X) se ha tomado muy en serio aquello de salirse de las oficinas.

Trabajar por tu cuenta suena muy romántico. Suena "juvenil" y "fácil". Solo que esa no es la realidad.

Muchas personas quieren volverse freelance porque "no aguantan a sus jefes", "no soportan que les den órdenes", "están hartos de hacer lo mismo todos los días" o "son mejores que sus jefes". No soy ninguna experta, ni tengo una maestría en el tema, pero... creo que son las razones equivocadas: terminas haciendo todas y cada una de esas cosas, en mayor o menor medida, aún siendo freelance (excepto en lo de ser mejores, a eso sí creo que le sacan mucho más provecho siendo freelance, si es que era cierto, claro).

He escuchado por ahí que para ser jefe primero tienes que ser subordinado, y es una afirmación con la que no podría estar más de acuerdo. No puedes juzgar si un guisado se está cociendo demasiado si jamás lo has cocinado, no sabes si el ensayo está bien escrito o es terrible si nunca has hecho uno; ni siquiera sabes cómo decirle a otro que haga la limpieza de tu hogar si nunca has tomado una escoba. Vaya, puedes. Puedes ordenarle a todo el mundo cómo se hacen las cosas, pero, en ese camino pueden odiarte o, peor aún, engañarte y hacerte creer que lo hacen de la forma más eficiente y capaz posible, cuando en realidad sea una forma muy mediocre.

Aunque no podemos saberlo todo, razón por lo cual terminamos contratando gente que sabe cosas que jamás entenderíamos o no nos interesan, como la contabilidad o la mecánica, sí creo que hay cosas donde debemos tener un excelente manejo antes de intentar hacerlo por nuestra cuenta o que otros lo hagan por nosotros. Una de ellas es trabajar.

Trabajar por tu cuenta te hace volverte más responsable -no menos-, te hace ser tu propio jefe -que es mucho menos bonito de lo que suena- y te deja mucho más vulnerable de lo que estarás jamás en una oficina. A pesar de la crisis económica que se vive, de la inseguridad laboral y de la tensión constante en el terreno laboral, académico y económico, tener un sueldo te permite planear con una libertad que tarda mucho más en conseguirse dentro del ámbito del freelance.

Por qué no ser freelance

Cuando veo a las personas que siguen trabajando en oficina, no las culpo por seguirlo haciendo, aunque tampoco las envidio.

Tienen un sueldo "seguro", alrededor del cual pueden basar todo lo que deseen: viajes, ropa, salidas, comidas, fiestas, etc.

Tienen un horario fijo, al cual se apegan, con gusto o sin él, pero, con una rutina que no depende de ellos.

Gozan de beneficios. No se ve tan hermoso cuando estás dentro, pero, tener un servicio médico obligatorio, sumas como el aguinaldo o hasta el reparto de utilidades, son pequeñas ventajas que no aprecias lo suficiente hasta que te ves sin ellas en tu día a día.

Finalmente, es un puesto que se han ganado por años. La verdad es que entiendo perfectamente por qué no consideran la mejor idea ser un freelance: han luchado por años para llegar a su puesto, han pasado ya por aquella etapa del becario, del no tener experiencia, de ser el nuevo, de no conocer cómo es la oficina y mucho más. Y ser freelance es volver a empezar. 

Ser freelance es comenzar de cero, con conocimientos básicos y, normalmente, sin nadie que te conozca. Decidirte a trabajar por tu cuenta es aprender hábitos de productividad, de finanzas y de trabajo que quizás nunca habías realmente considerado; después de todo, era mecánico y solo lo hacías por cumplir ciertas cosas, no dependía de tu voluntad. Es alejarte de ese espacio separado donde "trabajo" y "hogar" no se mezclaban jamás; aun cuando con la modernidad el smartphone obligue a más de uno a estar pendiente los fines de semana, siguen teniendo más libertad al saber que de no contestar quien pierde el negocio es la empresa para la cual trabajas y no tú, y ya lo resolverás haciendo méritos después.

Ser freelance es poner tu mundo de cabeza.

Ser freelance

No puedo -y no me atrevo a- enumerar las razones "correctas" para decidir ser freelance. Después de todo, las motivaciones de cada uno son tan amplias y diversas como gente hay en el mundo.

Puedo, como quiera, contarles la mía en un ejercicio básico de reflexión: Amo viajar.

La ciencia afirma haber encontrado un "gen viajero" y si es que existe tal cosa estoy segura de que lo tengo. Si no existe, da igual, eso lo llevo en la sangre.

Crecí con esa costumbre de conocer nuevas culturas, no de "turistear" frívolamente, sino de hacer una verdadera experiencia de inmersión en cada viaje que tuve en familia. Conocer museos, un poco de historia, ruinas, edificios, arquitectura, tradiciones, gente, fauna, platillos y todo lo que hubiera. Creo que hay pocas cosas en el mundo que te pueden enriquecer tanto como los viajes (en mi muy personal opinión, considero la lectura como ese otro elemento que lo hace, la cual es otra de mis pasiones).

Es difícil que un trabajo te dé esa facilidad. Hay trabajos que te permiten viajar bastante, sobre todo los que se basan en trabajo desde casa (home office), que en empresas multinacionales es una modalidad que se ha ido esparciendo; pero no me era suficiente.

Quería vivir la cultura. Quería poder irme un mes a otro país sin perjuicio de mis ingresos y, al contrario, conseguir dinero mientras hacía eso. Hay muchas otras maneras de hacerlo. Hay personas mochileras que venden playeras, pulseras, atrapasueños o lo que sea necesario, pero, yo quería saber que tenía un ingreso fijo que redujera un poco mi incertidumbre y me permitiera viajar de esa manera.

La verdad, ser freelance te hace enfrentarte a ti mismo, a tus autosaboteos, a tus miedos, a tu disciplina y hasta a cuestionarte cuáles son tus verdaderas metas en la vida. No es fácil. La verdad es que la "calidez" de una oficina es hasta tentadora, pero no lo suficiente para llevarme a abandonar mis sueños.

Porque, finalmente, estoy haciendo lo que quería hacer desde que tenía 10 años y, si lo trabajo bien, se convertirá en el "trabajo de mis sueños" en unos pocos años, que quizás ya no se trate de viajar sin parar, aunque difícilmente será algo que no me haga sentir tan plena como este camino. Pero... como bien acabo de mencionar, no es rápido, ni fácil, ni tan glorioso (al menos al principio). Puede llevarme años.

¿Hice lo correcto? Pues, me parece que "correcto" es muy subjetivo... sin embargo, sé que nunca me había sentido más acorde con lo que quiero.

¿Has considerado ser freelance alguna vez?